Trama de Azul Fretté [CAPÍTULO 1 - NACIMIENTO]

Era un día muy especial para la familia Fretté, pues era 24 de diciembre, navidad. Lo que no sabían, era que ese mismísimo día nacería una pequeña muy especial. La madre de aquella se llamaba Iris, reina del mundo escondido y amada por todos sus habitantes. Su padre, Matthew, gobernador del mundo encontrado, y al igual que su esposa, querido por cualquiera. El mundo escondido (M.E) era un país similar a la Atlántida, con seres mitológicos que aún no habían sido descubiertos por ningún humano, y un lugar pintoresco a la hora del amanecer. En cambio, el mundo encontrado (M.D) ya había sido visto por la mayoría de los seres vivos, y era más fuerte al anochecer. Ambos sitios se encontraban en una guerra permanente, o por lo menos hasta esa tarde. Al hacerse las 17:00, cuando el planeta estaba débil y calmado, se escuchó el llorar de una pequeña bebé; de la más fuerte y que declararía la paz entre éstos. Sus padres tendrían que esconderla y protegerla de cualquier proyecto que organizarían las ninfas para destruir al M.D, o de los ataques de los duendes para evitar al M.E. Aunque hubo demasiadas guerras que pudieron dejar pasar, llegó una demasiado fuerte. Una muchacha que parecía de unos 28 de edad, se encontraba tocando fuertemente la puerta de la futura casa de Azul, algo desesperada y con un tono áspero en su voz gritando: "¡CUIDADO REINA, SE ACERCAN LOS MALESTARES!", pero los padres de la niña no hicieron más que tomar una canasta con un sobre, y echar a correr hacia algún tipo de río seguro. Matthew rompió la puerta trasera de la casa que se cubría con maderas y escombros, y salieron por ella lo más rápido posible, moviendo sus piernas como si fueran flash. Atravesaron juncos y plantas enormes que les prohibía el paso al bosque, llegando más que cansados al camino de agua que seguía hasta otro país más allá del mar. En un acto muy triste, sus padres se despidieron de la pequeña y lanzaron aquella canasta con la bebé adentro, cubierta de sábanas, al río. La corriente era muy tranquila, y no había tiburones ni pescados que quisieran agarrarla y matarla para comérsela, y pasado el tiempo llegó por si sola a una pequeña isla hallada y perdida en el centro del mar; o al menos eso parecía. Pero resulta que no, mirándola desde arriba, era otra ciudad enorme, ubicada en New York (NY). Algunos pares de niños se acercaron corriendo a la canasta, agarrando ésta, agarrando el sobre, y volviendo corriendo de nuevo hacia su casa, donde seguramente sus madres dirían "¿QUÉ ES ESO? ALÉJATE DE ESA CANASTA, ES BASURA". Poco a poco la pequeña fue abriendo sus ojitos, asombrando a los niños por sus ojos grisáceos, en los que se notaba un poco de esperanza.
Pasaron los años, cada vez más rápido, sin poder lograr ni una gota de paz en los mundos diferentes. Entonces a la joven, que ya tenía 16 años de edad, se le ocurrió una idea: "¿Y si creo mi propio poder, con el que pueda mandarles a todos los ciudadanos, y ponerle orden a este lío?". Tomó una gran mochila llena de provisiones, y se fue en busca de cosas que le pudieran servir.